lunes, 29 de noviembre de 2010

ELECCIONES CATALANAS: UNA LECTURA TAURINA

La tarde-noche electoral, los sondeos a pie de urna , los resultados que iban llegando del escrutinio, iban dibujando el nuevo mapa político catalan. Un Parlament por momentos italianizado, pues aparecían grupos de reciente creación, populistas y radicales. Al final, con CiU como aplastante ganadora y Más presidente in pectore, sólo los independentistas de Laporta ( una mezcla de Gil y Berlusconi con butifarra) lograban, de entre todos ellos, representación parlamentaria.
El PACMA, Partido Antitaurino , no llega a los 14.000 votos, menos del 0,50% de los sufragios emitidos. Nada nuevo por cierto, pues esos son los números en que se han movido en anteriores comicios. Y es que sus posibles electores también se sienten representados en Iniciativa per Catalunya, que ha llevado la prohibición de los toros en su programa ya antes la ILP. De cualquier forma, resulta evidente que esa minoría de catalanes antitaurinos han contado con el suficiente apoyo político y mediático para alcanzar, de momento, sus objetivos abolicionistas.
A partir de ahora, mientras el recurso presentado por el PP ante el Tribunal Constitucional sigue su curso, que marca como plazo inmediato su admisión o no a trámite y con la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya preparando una ambiciosa estrategia a nivel nacional, el escenario catalán cambia de decoración, con la vista puesta en estrategias a medio plazo a nivel nacional. En efecto, CiU podrá gobernar con mayoría suficiente como para no precisar de ningún compañero de viaje, salvo en puntuales ocasiones y más de forma ornamental que necesaria. Sin embargo, el significativo crecimiento del Partido Popular en Catalunya ( que ha hecho de la defensa de la Fiesta santo y seña ) y la perspectiva de que sean mayoritarios en las elecciones nacionales de aquí a año y medio, abre la puerta a alianzas o pactos que no necesariamente serán explícitos y es ahí donde se iluminan ciertas esperanzas que impidan que la prohibición sea un hecho el 1 de enero de 2012. Ahí también se verá, de paso, lo que tenía o no de oportunista el discurso popular en la campaña catalana.
El nuevo conseller de Economía no sólo va a tener que lidiar con la crisis global y local sino que deberá hacer frente al regalo envenado de indemnizar, con forme a lo que marca la ley, al sector taurino si se llegase al supuesto anterior. Por eso no resulta descabellado imaginar, a partir del desolador aspecto que presentan las arcas de la Administración catalana, que esa moratoria en principio fijada para un año se pueda prolongar, con subterfugios varios, unos años más y que sea lo que dios quiera.Cierto es que esa especie de “corredor de la muerte” en el que se encuentra la Fiesta en Catalunya no es , ni mucho menos, el mejor de los mundos, pero con unos años más por delante, las dinámicas sociales, las variantes económicas y los vaivenes políticos contarían y mucho en la pervivencia del hecho taurino en suelo catalán.
Claro que, a todo ello, debería sumarse una decida, imaginativa y valiente apuesta del entramado taurino, con Balañá-Matilla a la cabeza. Pero esa, es otra historia.Y un apunte final: ni David Pérez, “nuestro hombre” en el PSC que al final salió rana ni Francesc Pané, el diputado de Iniciativa per Catalunya que deparó intervenciones surrealistas en las comparecencias parlamentarias del proceso de la ILP, ha resultado elegidos. Algo es algo.

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