lunes, 22 de noviembre de 2010

Leo


LEO

(23 de julio al 21 de agosto)

Los nacidos bajo el signo de Leo se manifiestan en su plena madurez de forma muy distinta a la de los otros signos de Fuego, dominados por la impulsividad y agresividad. A menudo de constitución atlética y, aún más a menudo, animado de un temperamento bilioso. Fuerte, sano, que va al encuentro de la vida, confiado, feliz, natural, con una abundancia vital que le presta aplomo, anchas espaldas, seguridad, audacia, sed de conquista, de dominio y ambición.

Son apasionados del impulso del Yo y la valentía, la audacia, el deseo de sobresalir son características de Leo, que demuestra su propia fuerza con absoluta naturalidad y espontáneamente.

La seguridad que tiene de si mismo le hace aspirar al mando, y lo mantiene aferrado al presente, tiene un fino sentido de la realidad, que le capacita para valorar exactamente cada aspecto de ésta.

Leo afronta su propia existencia tratando de controlarla y de vivirla con absoluta seguridad y conocimiento de causa. El mayor riesgo que corren los individuos nacidos bajo el signo de Leo es la sobre valoración de sus propias cualidades; la inflación de su propio ego puede dar como resultado un individualismo exacerbado con todos los excesos que esto conlleva.

Los Leoninos que no sean capaces de desarrollar armónicamente su propia personalidad reflejan de forma negativa las cualidades potenciales del signo y vuelcan todos sus objetivos estrictamente hacia cosas materiales sin ningún deseo de evolución interior y con absoluta incapacidad de sublimación.

La fragilidad de estas personas se manifiesta en la necesidad de ser admirado; por este motivo puede ser presa fácil de astutos aduladores, que pueden herirle en su talón de Aquiles.

Leo, de hecho, no es astuto y si trasparente, aborrece la hipocresía y el retorcimiento. Es su debilidad, pero también su fuerza.

Afectivamente es pasional, ama sinceramente, con lealtad y generosidad; pero, como a la vez anida en él el peligro de ser demasiado orgulloso y exigente, puede convertirse en tirano y egocéntrico hasta la insensibilidad, provocando grandes sufrimientos.







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