A las 18:45 horas llegaba Cristiano Ronaldo a la concentración de Portugal
en Óbidos (Portugal). Era su primera aparición pública tras su bombazo del
domingo. Apareció con rostro serio y acompañado de Pepe. Ambos tenían permiso
para incorporarse a media tarde, en lugar de al mediodía, y no entrenarse. A su
llegada Cristiano autodeclaró su ley del silencio: ?No voy a decir nada?.
Inmediatamente después se dirigió a su habitación para ser examinado por los
médicos de Portugal.
A pesar de ese silencio, horas antes había tranquilizado a su entorno con
una esclarecedora frase: "Todo tiene solución". Cristiano no es feliz
en el Madrid, como él le comunicó a Florentino Pérez el pasado sábado, pero el
portugués entiende que devolverle la felicidad no resulta complicado. Consiste
en que se le reconozcan los méritos que ha realizado desde que llegó al Madrid
en 2009 y en darle el cariño que, por ejemplo, recibe Messi en el Barça. Quiere
sentirse respaldado por el club, compañeros y aficionados.
El golpe más duro que ha recibido Cristiano y uno de los detonantes de su
bajón anímico ha sido el que ha recibido del que hasta hace poco era uno de sus
mejores amigos en el Madrid: Marcelo. Le dolió mucho que el brasileño dijese
que Messi era el mejor y que pidiese el Balón de Oro para Casillas
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