viernes, 16 de marzo de 2012


Los supervivientes de la tragedia en Suiza empiezan a volver a Bélgica





El nombre del pueblo es Sion, como el de la lejana tierra prometida. Encajada entre montañas blancas y bosques, serrerías y casas ordenadas, el Sion de Suiza es desde este miércoles el centro de un duelo que no casa con una imagen tan idílica y, aparentemente, perfecta. Hasta Sion, capital del cantón suizo de Valais, fueron trasladados los cuerpos de los 28 fallecidos en el accidente de   autobús ocurrido el martes por la noche en un túnel de Sierre, a unos 15 kilómetros. 22 eran niños de cerca de 12 años. La mayoría provenía de la localidad belga de Heverle. Ahora yacen en el tanatorio, un impecable edificio moderno situado junto al cementerio, dominado por una gran cruz que durante la noche se ilumina con una luz de color naranja. La verja de la entrada está repleta de flores y juguetes. Los vecinos, sobre todo mujeres, sobre todo madres, han ido llevándolos en silencio.

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