martes, 11 de junio de 2013

Llega el 4G, desatascador de pantallas

Una cuarta parte de los usuarios abandonan las páginas web tras cuatro segundos de espera mientras se carga. Y la mitad se van tras esperar diez segundos. Los datos los proporciona Mikael Eriksson Björling, cuya tarjeta de visita reza: “Evangelista de la Sociedad en Red de Ericsson”. El singular cargo y el apellido no son pura coincidencia. La compañía sueca, fundada por Lars Magnus Ericsson (con c y no con k como el evangelista), es pionera en el lanzamiento del 4G, la cuarta generación de telefonía móvil, un milagro tecnológico (otro más) que permite cargar una página en un móvil o una tableta de forma instantánea, incluso más rápido que desde el PC o el portátil, por muy buena que sea la conexión de ADSL o de wifi.
La clave está en la velocidad. El 4G permite descargas de entre 20 y 40 megabit por segundo de media (y puntas de 150 megabits por segundo), diez veces más que el 3G y más del triple que una conexión ADSL.
Pero el 4G no solo supone un cambio en los hábitos de los usuarios. También significará una revolución en el modelo de negocio. Hasta ahora, la telefonía móvil vivía de la voz. Cuando se acabó el chollo de cobrar por llamada o por SMS (con márgenes de beneficio inmensos) se pasó a un modelo de semitarifa plana que incluía llamadas a todos los operadores. A medida que se han generalizado los smartphones (teléfonos inteligentes) y las tabletas, se les ha añadido una tarifa de datos limitada (entre 500 megas y 5 gigas, según la tarifa). Cuando rebasas ese límite, la velocidad se reduce al mínimo. Con el 4G esos límites resultan ridículos porque si para algo vale esta tecnología es precisamente para consumir y compartir datos masivamente. De hecho, se estima que el tráfico de datos por redes móviles se va a multiplicar por 12 hasta 2018. Solo el de las tabletas crece a un ritmo anual del 85%. No tendría sentido capar esa capacidad como se hace ahora, pero que nadie sueñe con una tarifa plana (o similar) porque los operadores quieren rentabilizar sus inversiones. “No puede haber tarifa ilimitada como en la voz o la banda ancha fija porque acabaríamos de un plumazo con la capacidad de crecer de esta tecnología, saturando las redes. Vamos a cobrar según los gigas. Aunque aún no hemos decidido la oferta comercial”, señala Eduardo Taulet, consejero delegado de Yoigo. En Suecia, hay tarifas desde dos hasta 16 gigas para el 4G. La de 10 gigas cuesta 92 euros (con voz y SMS ilimitados).

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